No. Es necesario probar la consanguinidad con un judío sefardí. Así lo exige la ley. El mero hecho de tener un apellido no implica que la persona en cuestión sea descendiente de un judío sefardita. Las razones por las cuales una persona puede tener un apellido son muy diversas y no siempre es la consanguinidad. Aparte de esto, también hay que considerar que existen muchos apellidos que eran comunes a los tres credos que convivieron en España: el musulmán, el judío y el cristiano. Incluso, mucho más si se trata de apellidos patronímicos como Núñez, Méndez, García y tantos otros, que no implican en ningún caso que la persona sea de origen judío.