“De español é india produce mestizo”. Las varias series de las llamadas “pinturas de castas” siempre tienen esa fórmula tan simple como encabezado, pero siempre se extendían durante varios cuadros detallando los tipos de razas que existían en las colonias americanas y todas sus combinaciones posibles, como si se tratara de una simple fórmula matemática.

Pero estas pinturas de castas terminaron convirtiéndose en todo un género por sí mismo. Comenzando con los blancos, africanos y amerindios, su pretensión original era la de servir de guía al público para ayudarle a hacerse un mapa mental del sistema de castas en el cual se estratificaba la sociedad en aquellos tiempos.

Pero para los que lo vemos en el día de hoy supone un gran interés por constituirse en una ventana hacia el pasado, tanto por aludir a la mentalidad de la época como por representar pictóricamente escenas de la vida diaria, con detalles que van desde la ambientación y la vestimenta que se acostumbraba según cada una de las 16 clases sociales, sin mencionar por supuesto las técnicas artísticas en boga para el momento.

Destacables son las series realizadas por el mexicano Miguel Cabrera en el año de 1763. Así pues, las pinturas de castas son un testimonio invaluable de nuestros orígenes lejanos como personas y como sociedad, siendo una ayuda para ayudar a comprender lo que fuimos y lo que somos.