Sobre el punto, susceptible de interés para quienes no entienden del todo que la Inquisición no persiguiera a los judíos, sino a los cristianos nuevos, citaremos las palabras del historiador Cecil Roth, experto en la materia. Dicen así: ¨Mientras los judíos no se metieran en asuntos de fe, la Inquisición no podía hacer nada contra ellos.

No eran herejes dentro de la Iglesia, sino infieles fuera de ella y, por ende, no entraban en la jurisdicción de ningún tribunal religioso. Considerada con lógica, la situación era absurda. Un marrano, obligado a bautizarse con una daga en la garganta y cristiano solo de nombre, era quemado vivo por llevar a cabo en secreto únicamente un solo detalle de lo que sus hermanos no convertidos hacían cada día en público y con impunidad¨. ¿Quedó claro?