
Si continuamos hablando de más signos de confluencia entre lo español y lo americano, también haríamos bien en tornar la mirada nuevamente hacia el género de las pinturas. Esta vez haremos un comentario sobre el género de los llamados “ángeles arcabuceros”. Fue éste un género de pinturas que se originó en el Perú virreinal, concretamente en Cuzco, y que tuvo por tema constante la representación de ángeles revestidos con ropas de la época y portando o accionando varios modelos de arcabuces de la época (antecesores del mosquete), en lugar de las tradicionales espadas y escudos.
Los atavíos de los ángeles llamaban la atención por su vistosidad y por reproducir las costumbres de la época. Sin embargo, las alas que les eran propias resultan ser también un elemento que invita asociaciones naturalistas y hasta indigenistas, razón por la cual resultó popular entre muchas naciones amerindias que vieron en ello un recuerdo de sus dioses y héroes mitológicos. Así puede decirse que la temática de los “ángeles arcabuceros” es otro signo del mestizaje cultural que se dio en América, y otra muestra de lo que dos mundos son capaces de crear al comparar sus respectivas visiones de mundo. Si el lector gusta, en la iglesia de Calamarca, ubicada en Bolivia, tendrá a toda una galería de ángeles lucir sus flamantes arcabuces.