
No toda la opinión influyente de la España del siglo XV estuvo de acuerdo con la persecución de los conversos, mucho menos con su expoliación. Destacó en este sentido una obra muy difundida entonces, escrita por Alfonso Díaz de Montalvo, autor muy prestigioso por su trabajo de ordenación de los anales del derecho español. Dio a la estampa Defensorium unitatis christianae, considerada como divulgadora de avanzadas concepciones teológicas, que causó positiva impresión en la Santa Sede.
Un grupo de conversos la elevó al conocimiento del pontífice, con resultados satisfactorios. El papa Nicolás V publicó entonces la bula Humani generis inimicus, en la cual consideró como nulas las exclusiones de los conversos de los beneficios y los cargos dependientes de la Iglesia./b>