Buscando una nueva sociedad

Las misiones jesuíticas establecidas por la administración española en las regiones habitadas por los guaraníes surgieron a partir de la enésima regulación para prevenir los trabajos forzados a los que con frecuencia era sometidos los indígenas. En el episodio que nos concierne, el Consejo de Indias encargó al fundador de la Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola, el envío de misioneros al Nuevo Mundo. En las zonas aledañas a los ríos Paraná y Uruguay, hoy partes de Paraguay, Argentina y Brasil, establecieron treinta reducciones guaraníes y pueblos misioneros que se convirtieron en sí mismos en unidades de autogobierno bien particulares. Los misioneros españoles, advirtiendo la sincronía existente entre la tradición judeo-cristiana y la cosmovisión guaraní, a menudo pudieron mimetizarse y adaptarse al entorno de los pueblos aborígenes para difundir su mensaje.

Así mismo, en estas misiones se ensayaron un sistema político y organizativo propio, así como sus propios procesos económicos, logando incluso a desarrollar producciones culturales únicas. Viéndolo de esta manera, podría decirse que las misiones jesuitas, dentro del complejo proceso de mestizaje cultural que aún de encontraba en desarrollo en toda América, se perfilaron como una búsqueda consciente de ser la génesis de una nueva sociedad en las que se combinaban las visiones de mundo de dos continentes en una nueva cultura con un semblante y un carácter muy único entre todos los que llegaron a existir en aquella época.

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