
Hijo de una familia de judíos franceses emigrada a Portugal, nació en Dafunda, cerca de Lisboa, en 1928. Asiduo lector de poesía, director de teatro juvenil y profesional, habitual de los círculos bohemios, defensor de la democracia y antifascista ferviente, su obra marcó el rumbo de la cultura masiva del siglo XX portugués. Después de estudiar Química en Suiza, dedicó lo esencial de su carrera a la unión de la poesía con la música popular, iniciativa de crucial importancia para la renovación del fado.
Despreciado por las élites cultas y venido a menos por la mediocridad de sus producciones, Oulman hizo que el declive del fado diera un vuelco trascendental. Después de intenso trabajo en la Biblioteca Nacional, en 1962 produjo con Amalia Rodríguez Busto, un disco que marcó un viraje en la expresión de las melodías populares y en su apreciación por el público. Comienza así un fenómeno de exaltación que alcanzó picos inimaginables en 1965, cuando produjo el disco titulado Amalia canta a Luis Camoens.
En adelante el fado fue otra cosa, la joya de la cultura de la sociedad, ubicación en la cual tuvieron lugar de importancia las producciones que realizó con Carlos de Carmo y Antonio Mourao, cantores de gran popularidad. Oulman fue director de la Compañía Portuguesa de Comediantes y activista del Frente de Acción Popular contra la dictadura de Oliveira Salazar, que lo llevó a la cárcel y al exilio. Obtuvo premios en Francia e Italia por sus éxitos discográficos, para volver a Portugal cuando desapareció la autocracia. Murió en 1990.